
En este sentido, parece haber una clara victoria cuando
visitamos nuestra sex shop de preferencia y nos encontramos que hay condones,
lubricantes con muchas variantes y artilugios específicamente diseñados para el
goce erótico entre personas del mismo sexo. Las y los homosexuales ya se pueden
casar, las y los bisexuales quizás en menor proporción, pero también alcanzan
una creciente visibilidad. Incluso existen campañas publicitarias reivindicando
el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y hasta clínicas especializadas
que hacen descuentos especiales sobre interrupción de embarazo.
—No es que lo anterior sea precisamente malo—. Nos dicen
Diana Neri e Israel Lugo.
—Es claro que todo lo que se relacione con la libre
expresión de la diversidad sexual y su despatologización es más que positivo.
Sin embargo ¿Deveritas deveritas, en la medida en que podamos consumir
productos especiales para la “diversidad sexual”, en la medida en que podamos
sumarnos a las instituciones tradicionalmente heterosexuales, ya resolvimos la
situación y le dimos al meollo del asunto? Si ya nos podemos casar entre compañeros,
entre compañeras y entre compañeres, pues entonces ¡¡De una vez casémonos entre
tres o entre cuatro!! ¿De verdad es eso lo que buscaría el poliamor? ¿Convertirse
en un paquetito más en el escaparate de tu sex shop favorita de la “condechi”? —.
Nuestres invitades del sábado 4 de octubre de 2014 en Las
Horas Retorcidas, dan un vuelco al tema, inicialmente planteado como “Poliamor”,
para compartirnos que prefieren hablar de Contra amor o Anarquía Relacional. Cabe señalar que una primera aproximación al tema del poliamor, nos remite a la posibilidad de establecer relaciones amorosas de manera simultánea con más de una persona bajo tres premisas básicas: Equidad (Yo puedo-Tú puedes) Honestidad (Hablar claramente sobre la no-monogamia con las personas involucradas) y Compromiso (No se trata sólo de coger, sino de establecer relaciones duraderas).
—Se trata de salirnos
de ese mecanismo de poder, controlador de cuerpos, de ese ejercicio de biopoder
que tan atinadamente identificó Foucault—. Nos dicen. —Se trata de generar
formas de relación que se zafen de las construcciones impuestas desde el
patriarcado y desde el capitalismo. Por tanto, no puede ser un producto, no
puede empaquetarse para masificarse. Se trata de decir “este cuerpo es mío” y de
desobediencia sobre la normatividad de la sexualidad al servicio del poder.
Poli-amar no representa para nosotres tener un harem, sino cuestionar la
supuesta filiación con la naturaleza humana de eso que nos venden como mono-amor con fidelidad eterna y “vivieron felices para siempre”. Nuestro grupo (Poliamor
en México) no se interesa por promover el matrimonio poligámico. Al contrario,
se interesa por la disidencia y el derecho a ella. Ni siquiera se interesa por
establecer un discurso homogéneo sobre el poliamor, sobre el contra amor o la
anarquía relacional. Se interesa por la dialéctica, por la deconstrucción
permanente—.
Risas, bromas y los agudos comentarios de nuestres invitades
en la cabina de www.nuestravozradio.org
nos dejan saber que la disidencia sexogenérica no sólo es una cuestión
combativa, sino que puede ser feliz, solidaria, sororaria, ingeniosa,
dialéctica y, en breve, deliciosamente retorcida.
¿Que opinión te generó la entrevista con Diana e Isra? ¿Alguna vez has tenido más de una relación amorosa a la vez y has hablado abiertamente al respecto con tus parejas? No olvides que, para Las Horas Retorcidas, tu participación es muy importante.
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