Cuando pensamos en VIH/Sida, lo más común es asociarlo con
la homosexualidad, o mejor dicho con personas homosexuales. Pesan además sobre
nuestras memorias las imágenes del actor Rock Hudson o los músicos Liberace o
Freddie Mercury, quienes fueron algunas de las primeras figuras en fallecer a
causa de la presencia del virus en sus organismos, así como los rumores más o
menos fundados en cada caso sobre la orientación homosexual de cada personaje.
Se sabe además que la de hombres con prácticas homosexuales
(que incluye a hombres bisexuales, gays e incluso heterosexuales) es la
población más vulnerable ante el VIH/Sida. Sin embargo, una población que no
puede jactarse de ser poco significativa con relación a esta pandemia es la de
mujeres. Mujeres gay, mujeres lesbianas, mujeres bisexuales, mujeres
heterosexuales, mujeres poliamorosas, poligámicas monogámicas, mujeres,
mujeres, mujeres.
El pasado sábado 18 de octubre, nuestra invitada en Las
Horas Retorcidas, Diana García Ordoñez, quien es una conocida activista en
temas de equidad de género, derechos humanos y promoción de la salud entre
otros, nos explicó ampliamente sobre la enorme complejidad que rodea el tema de
las mujeres y el VIH, partiendo de la premisa del poder ejercido por el
patriarcado, que condiciona desde la más temprana infancia, incluso el rol
social y el esquema de prioridades para cada individuo a partir de su
genitalidad. Así, por ejemplo se nos narra que las mujeres, aunque suelen estar
al pendiente de la salud de los miembros de su familia, son más renuentes a
prestar atención a la suya propia, incluyendo sus visitas al médico. —Sólo acuden
a consulta— Señala Diana, —cuando el malestar que padecen les impide la
atención de sus seres queridos. Cuando no pueden lavar, planchar, llevar a sus
hijos a la escuela, cocinar, ir al mercado. En fin, cuando su función social se
ve trastornada. Mientras esto no ocurra, con todo y dolencia allá va la mujer
haciendo lo que socialmente se dice, le es propio—.
Si pensamos un poco en lo anterior, no nos es difícil
inferir que cuando una mujer acude a consulta médica porque su malestar es muy
grande, generalmente su enfermedad puede hallarse en un estado muy avanzado, lo
cual como sabemos, para el caso de enfermedades graves, suele ser incluso
mortal. Sin embargo este no es el único problema de salud relacionado con las
mujeres. Líneas arriba se dijo que las mujeres heterosexuales monogámicas
también son vulnerables ante el VIH/Sida, e incluso, dentro del universo
“Mujeres” son el grupo más expuesto ¿por qué?
—La cuestión es que las mujeres no estamos empoderadas para
exigir métodos de protección para con nuestro esposo, novio o concubino, si
tenemos una relación monogámica— nos explica Diana. —Si se llega a tocar el
tema, inmediatamente será el varón quien se sienta ofendido y la primera
pregunta hacia su pareja será “¿Pues qué hiciste?”. No obstante, no ha sido
ella, sino él quien, valiéndose de la permisividad social que existe con
relación a la infidelidad masculina, se relaciona con diferentes parejas sexuales
(mujeres, hombres y/o trans) y, al no existir la precaución suficiente, es a
partir de ello que las mujeres heterosexuales monogámicas están siendo
infectadas. Imaginemos ahora la problemática de mujeres viudas, porque la
pareja varón falleció ya a causa del VIH, o de quienes son abandonadas y tienen
hijos, o las que viven en pobreza extrema. Para ellas, el VIH se convierte en
un factor de vulnerabilidad económica, social y psicológica que no siempre es
apreciado con claridad por parte de los organismos gubernamentales e
internacionales especializados en atención y prevención del VIH/Sida—.
Diana García nos informó que la asociación civil a que
pertenece: Salud Integral para la Mujer
A.C. SIPAM, cuenta con un
Programa de Mujeres y VIH, en el que parte de sus actividades consiste en
fomentar el intercambio de experiencias entre mujeres seropositivas a VIH que
pueda aportarles más y mejores estrategias para la vida en convivencia con la
infección. —El VIH no es un asunto de muerte, sino de vida— Afirma Diana. —y en
SIPAM nos dedicamos precisamente a reforzar esta perspectiva—. Señaló además que
los recursos económicos para la atención de dicha pandemia son limitados, así
como que es comprensible que la efectividad en su aplicación requiera
identificar a los grupos más vulnerables, pero lograr que la problemática de
las mujeres alcance visibilidad requiere mucho más que una espera pasiva, por
ello SIPAM promueve que las mujeres se enuncien y levanten la mano y la voz.
Agradabilísimo programa donde además, Ericka, José Antonio y
la propia invitada, improvisamos una orquesta para acompañar a Folie, quien nos
interpretó un par de rolas en su guitarra. Hablamos de transferencia y
contratransferencia psicoanalíticas, de cosas mariconas, de zombies, de Frankenstein
y otros tantos asuntos deliciosos y retorcidos.

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